Un estudiante acosado por bullying manifiesta varias secuelas derivadas de la agresión, que se desarrollan a lo largo de su vida y se presentan en todos los espacios de su desarrollo, por ser una tortura psicológica.
Es común que el estudiante acosado vive aterrorizado con la idea de no asistir a la escuela o salirse de ella. Dentro del salón se muestra nervioso, triste y solitario, depresivo, con ansiedad, sueño, baja autoestima, problemas de adaptación y pensamientos suicidas. No participa en la clase, está distraído, no aprende y tiene bajas calificaciones. En ello, se demuestra el fracaso de los métodos y formas de aprendizaje en el aula que no logra concretar la enseñanza en el alumno, y no existe retroalimentación y monitoreo sobre los efectos de la agresión.
En la violencia psicológica se
alterna la persecución, intimidación, tiranía, chantaje, coacción, agresión,
manipulación y amenazas, en suma, la tortura mental, junto con
insultos y menosprecios, tanto en lo íntimo como en lo público.
A tal grado que resulta suficiente un ataque psicológico para paralizar
a la víctima sin requerir de un solo golpe físico, y es que el agresor
sólo requiere de sobresaltar o asustar a su víctima para demostrar el
control que ejerce sobre ella. Luego de corroborarlo se reirá de ella.
El resultado: la víctima se minusvalorará, se responsabilizará y terminará
justificando el maltrato, considerando que es en gran parte responsabilidad
de ella. Y es que para entonces, la violencia psicológica
habrá empleado todo tipo de actitudes y palabras denigratorias a fin de
desestabilizar y herir su yo interno.
En el mejor de los casos, cambiar de escuela es la opción, pero si
la víctima no logra reaccionar aunque sea mínimamente, no sólo podrá
quedar marcada en su ánimo y en su conducta de por vida, podrá incluso
optar por terminar con su vida, ya que según lo han confirmado
especialistas de la Universidad de Yale, un niño acosado tiene diez veces
más ideas de índole suicida, a tal grado de ser el bullying la primera
causa de suicidios entre adolescentes.
página 155
página 82-84
María del Rocio Verde Balleza.
María del Rocio Verde Balleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario